David Valdés

Tambor militar histórico DIY (y IV).

Hoy os ofrezco la última entrega del proceso de construcción de mi propio tambor militar histórico. Podéis ver la primera parte AQUÍ, la segunda AQUÍ y AQUÍ la tercera.
 
Para refrescar la memoria, este es el estado del tambor en la última entrada:
© David Valdés
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Fabriqué unas orejetas (“apretones” en la tradición asturiana), que sirven para tensar la cuerda del tambor. Utilicé el mismo procedimiento y materiales que describí en “Restauración de un tambor militar“. El resultado fue este:
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Encargué unos parches de piel de cabra montados sobre arillos de madera a Baena Sonido (más grueso el batidor, más fino el resonante). Con unos 20 m de cuerda de cáñamo de 5mm de grosor y mucha paciencia encordé el tambor:
© David Valdés
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Aquí se ve claramente una orejeta y el remate al acabar el encordado. En la tradición inglesa y estadounidense se llama “pig tail” (“rabo de cerdo”) y es la forma en que históricamente se ha hecho ese nudo.

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Hice los bordones con tripa natural que también compré en Baena Sonido. Los humedecí hasta que se volvieron blandos y maleables y los sujeté al bulón y la bordonera.

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Aquí veis la cadeneta que se trenza con la cuerda sobrante. Su función es servir de asa y poder echarse el tambor al hombro cuando no se toca:

© David Valdés
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Esta es la forma en que uní la cadeneta al cordaje, rematando el chicote con cinta de cuero para que no se deshaga la cuerda.
© David Valdés
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Rematé el trabajo añadiendo algunos detalles. Así, añadí un gancho de bronce (“carry hook”) de estilo británico e histórico que compré en Cooperman. Esta pieza sirve para enganchar a la bandolera y poder colgar el tambor. También añadí tres patas de bronce (“legs”) al aro superior (también de Cooperman). Cuando el tamborilero descansaba y descolgaba su instrumento siempre lo apoyaba en el suelo sobre el aro superior, pues del inferior colgaba la cadeneta y podía mojarse y estropearse (debemos tener en cuenta que estos tambores se tocaban al aire libre, sobre suelo natural -hierba, barro, tierra, piedras…-). También en la parte inferior están los bordones y el mecanismo, que son partes delicadas. Por esta razón, el tambor se apoyaba sobre el aro superior pero, para aislarlo del suelo, se colocaban estas patas.

© David Valdés
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En esta foto podemos ver el aro superior con todos sus aderezos (“carry hook” y “legs”). Históricamente siempre se han usado tres patas.

© David Valdés
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Finalmente, el tambor acabado:
© David Valdés
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Creo que ha quedado precioso, y os puedo asegurar que suena como un verdadero cañón.  Gracias a este tambor (16″x16″) y al otro que restauré (14″x14″) tengo muchas opciones de timbres para tocar música antigua. ¿Os gusta?

 

 

…et in Arcadia ego.

© David Valdés