Los percusionistas tocamos, muy a menudo, instrumentos que, en realidad, no son aquellos para los que escribió el compositor. Así, tenemos el xilófono de teclado en «Barbazul» (Bartok), cuya parte es imposible de tocar en un xilófono moderno; las partes de glockenspiel de teclado de multitud de obras («Flauta Mágica», 7ª de Mahler, «Daphnis et Chloe»…), imposibles de tocar por un solo intérprete en un glock y con baquetas; cascabeles que deberían ser pabellón turco («Pompa y Circunstancia») y multitud de ejemplos más.
Esta antigua versión del xilófono tenía una colocación trapezoidal de las láminas y las notas estaban dispuestas de la siguiente manera:
Este es el pasaje que nos trae de cabeza a los percusionistas:
Si lo tocamos en un «strohfiedel» todo resulta mucho más sencillo debido a la disposición de las láminas.
Mi opinión es que, siempre que sea posible, debemos tocar las partes en el instrumento para el que fueron originalmente escritas, ya que facilita mucho las cosas.
¿Qué opináis de esta parte?, ¿la habéis tocado?, ¿lo haríais en un “strohfiedel”?
…et in Arcadia ego.
© David Valdés