Si alguna vez habéis tocado platos en obras del repertorio ruso (finales del XIX y todo el s. XX), os habréis encontrado con indicaciones en la partitura que nunca se explican. Son unas cruces (“+”) y círculos (“o”) que han conseguido volver locos a los percusionistas durante bastante tiempo. Los ejemplos que siguen son de la obra de Glazunov “La Mer”:
Todos los golpes hasta 111 son sobre plato suspendido con maza blanda. Los cc. 4 y 5 de 112 no tienen indicación, pero yo los tocaría chocados. En 113 tocamos sobre plato suspendido con escobillas (“verghe”) y el último compás es sobre plato suspendido con maza blanda (de ahí la indicación “colla bacchetta di timpani”, pues no quiere el redoble con las escobillas que hemos usado hasta ese mismo momento). Decir que, cuando Prokofiev escribió esta sinfonía, las mazas de esponja ya eran algo del pasado, obsoleto. Para la generación anterior (Glazunov) las mazas blandas eran de esponja, pero para la siguiente (Prokofiev) eran las mazas de timbal. Hoy día usamos mazas de lana (tipo vibráfono, marimba…), pero también se empiezan a ver sustituidas por modelos más modernos como las fabricadas por Ron Vaughn.
Como veis, Prokofiev nunca indica el tipo de baqueta sobre los redobles. ¿Por qué? Por que es obvio que, para redoblar, se deben usar mazas, pues como dijimos más arriba, no usaban el redoble tipo Bartok, frotando los dos platos. Indica qué baqueta usar sobre la resolución; extraño, sí, pero teniendo la indicación sobre la resolución es obvio con qué baqueta/maza tocar el redoble. Intentar malabarismos para tocar el redoble de una manera y la resolución de otra es algo fuera de toda lógica.
Esto acaba con muchas de las complicaciones que suelen verse al tocar esta sinfonía. En el final, por ejemplo, se suele sujetar un plato chocado en una mano, una escobilla, una maza y el otro plato en la otra, se toca la parte de escobillas (¡mientras se sujeta la otra maza y plato!), se toca el redoble con la maza blanda (¡mientras se sujeta el resto de cacharros!) y se resuelve chocando los platos. ¡Una locura! No tiene sentido… La explicación más sencilla es siempre la más probable, y ese pasaje final es claramente todo sobre plato suspendido, donde el único cambio es pasar de escobillas a mazas blandas en el último compás.
Gracias a las indicaciones que nos dio Glazunov en “La Mer” entendemos mucho mejor cómo funciona la ecritura rusa para platos, y me alegro enormemente de haber dado con la clave que aclara algo que siempre ha dado basantess quebraderos de cabeza. ¿Crees que este descubrimiento hará tu vida percusiva más fácil?
…et in Arcadia ego.
© David Valdés