David Valdés

"Castagnettes de fer" en "Sansón y Dalila".

Sansón y Dalila“, de Camille Saint-Saëns, es una opera estrenada en 1877 que contiene partes interesantes para la percusión. Así, el glockenspiel de la 3ª escena del 3º acto es un habitual de las audiciones, los timbales de la “Bacchanale” también tienen su gracia y el triángulo del finale, aunque no especialmente difícil, es interesante. Pero si hay una parte que ha dado que hablar es la de “castagnettes de fer” de la “Bacchanale“.  De ella hablaremos hoy (podéis descargar la partitura gratuita y legalmente AQUÍ).

"Sansón y Dalila". Partitura de castañuelas. Dominio público.
En esta bacanal, número de danza que enlaza con la tradición francesa de introducir escenas de baile en la ópera y que precede al fatal desenlace en que Sansón derriba las columnas del templo, se usan castañuelas de madera y de hierro (“de bois et de fer”). No hay problema con las de madera, pues son las que los percusionistas han usado toda la vida, pero las de hierro han dado dolores de cabeza desde que la ópera se estrenó, pues este tipo de instrumento ni es tradicional ni se pide en ninguna otra obra del repertorio (¡en ninguna!).
 
Se han usado crótalos (tiene sentido, pues serían el tipo de instrumento que usarían las bailarinas orientales sujeto a sus dedos y tienen un indudable origen oriental, muy de la estética de la ópera):   
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De hecho, en “Gabinetto Armonico” (Filippo Bonanni -Roma, 1722-) hay una mención expresa a las nácaras tocadas por bacantes (RAE: 1.- Mujer que participaba en las fiestas bacanales). “Tiene esta [la bacante] en ambas manos unas escudillas de metal, las cuales se percuten una contra otra, y con la percusión de estas se unían los infieles en las danzas en honor de los dioses”. No se me ocurre mejor descripción para lo que ocurre en ese momento en la ópera… 😉
"Baccante con nacchera". "Gabinetto armonico" (Bonani,1723). Dominio público.

También he visto usar qraqeb, qaraqeb o qarkabas marroquíes:

qraqeb
Tanto los crótalos como las qraqeb me parecen una buena opción para tocar la parte. Ahora bien, si queremos usar el instrumento original y ser históricamente fieles a lo que Saint-Saëns orquestó, ninguno de ellos nos sirve. La respuesta al enigma está en el libro “Méthode de timbales et Instruments à Percussion”, de Joseph Baggers.
 
"Methode de timbales" (J. Baggers). Dominio público.

Baggers nació en Amberes en 1858 y murió en París en 1938. Fue timbalero en el Teatro Nacional de la Ópera Cómica de París y de la Sociedad de Conciertos del Conservatorio, además de profesor en el Conservatorio Nacional de Música y Declamación (dio clases de percusión a un jovencísimo Olivier Messiaen). 

"Methode de timbales" (J. Baggers). Dominio público.

Baggers sabía muy bien de qué hablaba pues, cuando por fin se representó “Sansón y Dalila” en la Ópera Nacional (se había estrenado en Alemania quince años antes, pues en Francia se consideraba que el tema bíblico no sería del gusto del público) el propio Saint-Saëns supervisó la producción, que dirigió Édouard Colonne, uno de los prohombres que, al principio del libro, loan el trabajo y los conocimientos del autor. Además, Colonne se refiere a Baggers con afecto y familiaridad, lo que indica un trato directo entre ellos. Si habéis leído “El señor Corchea y otros escritos” (C. Debussy) os sonará Colonne y sus conciertos. Ahondando más, el propio Debussy es otro de los que alaban el trabajo de Baggers al comienzo del tratado. No sé si Baggers tocó en el estreno francés, pero está claro que, como mínimo, tenía información de primera mano por Colonne y estaba muy bien relacionado.

"Methode de timbales" (J. Baggers). Dominio público.

Así, en la página 134 del método podemos encontrar lo siguiente:

"Methode de timbales" (J. Baggers). Dominio público.
“CASTAÑUELAS DE HIERRO. 
Este instrumento poco usado (Saint-Saëns, Sansón y Dalila), se toca como las castañuelas normales”.
 
Aparece aquí el primer problema. Este instrumento no se puede tocar como las castañuelas “normales” porque las castañuelas “normales” no están unidas entre sí por una pieza en forma de “U”. Nos encontramos con lo que suele ser habitual en el mundo orquestal: un truco, recurso o aparato para tocar las castañuelas (sean estas de madera o metal) sin tener que estudiar la técnica propia del instrumento.
 
Efectivamente, en la página 122 nos encontramos con lo que Baggers considera castañuelas “normales”:
"Methode de timbales" (J. Baggers). Dominio público.
En el último párrafo hace referencia a lo que yo considero sí son castañuelas “normales”: las que se tocan sujetas en el dedo pulgar. Baggers dice que así tocan los bailarines, pero llama castañuelas “de orquesta” (por tanto las que él tocaría) a las provistas de mango. Es obvio que, si sus castañuelas de madera tenían mango, también lo tendrían las de metal (tal y como ya vimos).
 
Ahora volved a echar un vistazo a la foto donde Baggers posa orgulloso con los instrumentos. Esa foto me lleva a pensar que ese arsenal era propiedad del propio Baggers, su colección privada (o bien la colección de la orquesta donde, al momento de la publicación del método, él desempeñaba su trabajo. Me inclino por lo primero). Al pie de los timbales podemos ver las castañuelas de madera (claramente las de la izquierda desde el punto de vista del espectador, pues se aprecia el taco central sobre el que golpearían las dos hojas) y las de metal (las de la derecha, pues no hay nada entre las dos y golpean directamente una contra la otra).
"Methode de timbales" (J. Baggers). Dominio público.
No sé si Baggers tocó “Sansón y Dalila” en el estreno francés, pero es seguro que tuvo trato con Saint-Saëns, pues tenían amigos y colegas en común. También tenemos la pista de que se menciona (y aparece en la foto grupal y en las descripciones individuales -pág. 133-) el xilófono y la “Danza Macabra” del mismo autor. Por tanto, yo creo que sí se conocieron y que colaboraron. Es lo habitual: un compositor se acerca a un especialista pidiendo información y consejo sobre lo que va a escribir y el especialista le dice “tira por aquí, sigue por allá, esto es difícil, no lo escribas, puedes usar este instrumento, este otro…”.
 
Probablemente Saint-Saëns vio alguno de los instrumentos que tenía Baggers y decidió usarlo. O al revés… Baggers vio lo que Saint-Saëns pretendía y le dijo “¿por qué no utilizas esto, ya que yo tengo uno?” Y así sucede lo que suele ser habitual: que el compositor escriba pensando en la formación específica que va a tocar una de sus obras. Esto, si se escribe para un instrumento poco común, suele dar problemas cuando la obra pasa a ser tocada por otra agrupación que no dispone de él o es ajena a la tradición (recordad el caso con “Barbazul“, de Bartok).
 
Debemos recordar que ya Wagner escribió para castañuelas en la Bacchanale de “Tannhäuser“. “Sansón y Dalila” se estrenó en Alemania, así que ese tipo de requerimiento por parte de Saint-Saëns no le resultaría extraño a los percusionistas teutones (como curiosidad, decir que ambas partes comparten el ritmo corchea-dos semicorcheas. ¿Se inspiró Saint-Saëns en lo que ya había escrito Wagner?). Quizá, al tocarse en la Ópera Nacional, Baggers se acercó al compositor y le dijo “mira qué juguete más cuco tengo aquí: ¿cómo no lo añades a la parte de castañuelas de madera que ya tocaron los sosainas alemanes?”, o bien, el bueno de Camille vio la colección de Baggers y dijo: “espera, espera…, voy a añadir esto tan exótico que tiene aquí este percusionista, que va a quedar chulo”. Eso es algo que realmente me gustaría saber, y aprovecho para lanzar el reto a los musicólogos: ¿se tocó una parte de castañuelas (solo madera) en Alemania (estreno) y otra en la Ópera Nacional de París a la que se añadió la de metal por influencia de Baggers? Ya tenéis trabajo, majos… 😉
 
Mi humilde opinión es que, en cuanto a autenticidad y rigor histórico y musicológico, lo que mejor describiría el contexto musical del próximo/medio Oriente en época bíblica sería la opción de los crótalos (la primera que vimos, con referencias a las bacantes), pues se adapta como un guante a la realidad pero, nos guste más o menos, si queremos ser fieles a lo que el propio Saint-Saëns supervisó en la Ópera Nacional, está claro que lo auténtico es usar el instrumento que se muestra en la página 134 del método de Baggers. La buena noticia es que hay un fabricante en el Reino Unido (Matt Nolan) que, basándose en los grabados del libro, fabrica una reproducción de este instrumento:
© Matt Nolan
© Matt Nolan

Curiosamente, Rafael Casanova (percusionista principal de la OSPA y mi profesor) llegó a una solución muy similar e ingeniosa hecha con una pinza para hielo y unos crótalos fijados en ambos extremos. Así la tocamos cuando la Ópera de Oviedo programó “Sansón y Dalila” en su temporada de 2015.

© Rafael Casanova
© Rafael Casanova

Yo tengo varios crótalos, qraqeb y unas castañuelas de hierro de Kolberg para poder cubrir toda la paleta de opciones.

 

Ahora ya sabéis el lío en que os vais a meter si tocáis esta ópera 😉. Me encantaría saber a qué solución llegasteis para tocar las “castagnettes de fer”. ¡Soy todo oídos!

 

Entrada dedicada a David Vatteville por su amabilidad y generosidad a la hora de compartir información. 

 

 

…et in Arcadia ego.

© David Valdés