Es, obviamente, un instrumento popular, nada complejo. Yo lo relaciono con la tradición del semantrón ortodoxo, y que, bajo distintas formas (más o menos evolucionadas dependiendo de la época y compositor), aparecen en esta obra de Respighi, “Les Choephores” de Milhaud, las “Tres Piezas para Orquesta” de Berg y, por qué no, el martillo de la “Sexta” de Mahler.
Hmmmm… Clave de Fa. Bombo Do, platos Mi. ¿Alguien se ha preocupado por afinar el bombo en Do y encontrar platos que den un Mi? Nadie, porque todo el mundo sabe que estos instrumentos son de afinación indeterminada.
Seguimos con los platos suspendidos:
Clave de Fa. Un Mi… ¿Alguien ha buscado un plato con esa afinación para tocar esta parte? Nadie, porque sabemos que los platos no están afinados.
Veamos qué ocurre con la carraca (instrumento estrechísimamente relacionado con la matraca, con funciones y usos parecidísimos y perteneciente a la misma tradición):
Clave de sol y un Do. Ahora decidme que vais a buscar una carraca afinada en Do, ¿verdad? No, porque las carracas hacen ruido, nada más.
Veamos ahora la parte de cascabeles:
Clave de sol y un Do. No, esto no son las “Tres Danzas Alemanas” de Mozart… Nadie se preocuparía lo más mínimo en tocar esa nota en concreto.
La parte de pandereta:
Según la clave de fa, nuestra pandereta debería tocar un Mi. Improbable,¿verdad?
Tambor militar:
Fue la parte que yo toqué. Obviamente, la menor de mis preocupaciones fue afinarlo de manera que al percutirlo sonara un Do.
Caja:
¿De verdad creéis que alguien se preocupó por afinarla en un Do aunque haya una clave de sol y la parte se escriba sobre un Do? No…
Tamtam:
Lo habéis adivinado: nadie se preocupa por tocar la nota que está en la partitura porque un tamtam no puede hacerlo, pues de afinación indeterminada.
Triángulo:
Aunque la partitura use una clave de Sol e indique que la nota es un Mi, ningún percusionista se ha molestado ni medio segundo en buscar un triángulo que de una nota siquiera parecida a un Mi.
Ya deberíamos ir viendo por dónde van los tiros… El copista escribe claves independientemente de que los instrumentos estén afinados o no, usando la clave de Sol para los agudos y la de Fa para los graves. Casi siempre usa el tercer espacio del pentagrama (salvo para el triángulo, que lo escribe en el cuarto). Cuando hay más de un instrumento en la misma parte o quiere indicar que producen frecuencias graves usa el segundo espacio (bombo, tambor militar y tamtam). Para las “tavolette” ha usado un criterio un tanto distinto (y quizá haya sido esto lo que ha confundido a los percusionistas), pues las sitúa en la primera y tercera línea.
¿Nos quedan dudas? Volvamos a otras partes… En la de campanas, justo debajo de “2 CAMPANE”, indica las notas que se deben tocar. Es decir, explica la afinación de las campanas, pues podrían ser campanas de iglesia o sin ningún tipo de afinación que solo hicieran ruido. El copista escribe clave de Sol, pero tiene buen cuidado en especificar las notas al principio. ¿Por qué? Porque hubiera escrito una clave de sol incluso si no hubiera que tocar notas concretas (como así ha hecho con el resto de instrumentos de afinación indeterminada del resto de la obra).
En la de “tavolette” indica, debajo de su nombre, “grande e piccola”. Nada más. Esa es la indicación que nos da respecto a la “afinación” de nuestras tavoletas. Si Respighi quisiera que dieran notas concretas el copista habría hecho lo mismo que con las campanas: indicarlas bajo el nombre del instrumento, pero lo que el copista ha hecho aquí es usar “grande” y “pequeña” como única indicación de la altura relativa de nuestras tavoletas. Sí, usa la clave de Sol (como ha hecho con todos los instrumentos de afinación indeterminada), pero la indicación es clara: sin notas, solo “grande” y “pequeña”. Si Respighi hubiera querido sonidos de madera afinados hubiera podido recurrir perfectamente al xilófono, instrumento ya incluido en la orquestación. No es el caso. “Tavolette”: solo “grande” y “piccola”. La afinación es irrelevante.
¿No nos convence? Tomemos un fragmento al azar y analicemos qué ocurre armónicamente en ese momento.
Tenemos ahí un acorde de Re mayor en el que un Si no pinta nada. Ni siquiera podemos considerarlo una sexta añadida, pues Respighi, que era un excelente orquestador, la habría reforzado en otras voces. Además, ¿de verdad creemos que esa nota tendría calidad suficiente como para que las tavoletas fueran el único instrumento que en ese contexto armónico tocara un Si? No tiene sentido.
Si TODOS Y CADA UNO de los instrumentos están escritos con una clave al principio del pentagrama, ¿por qué solo nos hemos preocupado por asignar notas a las “tavolette”? No tiene ningún sentido: o tocamos todos los instrumentos afinados o no tocamos ninguno. ¿Cuál es la solución? La obvia: los instrumentos de afinación indeterminada no dan notas. Las tavoletas son uno de ellos, y si no nos hemos preocupado por tocar notas en el resto aún estando escritos con clave, preocuparmos por tocar notas con las tavoletas es absurdo. Tavoletas: instrumento popular para hacer ruido. No tratemos de buscarle cinco pies al gato asignándoles una nota concreta pues, visto el tipo de escritura de la edición, queda claro que, al igual que el resto de instrumentos, son de afinación indeterminada. Además, si prácticamente nunca habéis visto unas, ¿cuánto de usual creéis que serán unas afinadas? Rarísimas. Tan raras que no existen, porque son instrumentos de altura indeterminada. Unas tavoletas afinadas son tan raras como un unicornio verde. No las busquéis, porque no las encontraréis.
Por tanto, la próxima vez que toquéis esta obra usad el mismo sentido común con las tavoletas que usáis cuando veis una parte de bombo/platos o triángulo con un clave y notas escritas: dar por sentado que es una cuestión de edición.
Dicho esto, tocar esta obra es una magnífica oportunidad para echar imaginación al asunto y tratar de conseguir un sonido de tavolette lo más bonito, musical y popular posible (además, obviamente, de poder disfrutar de una grandísima obra del repertorio). Escuchad esta antigua versión de la RAI y podréis comprobar que la supuesta afinación de las tavoletas no aparece por ninguna parte:
Si tocáis esta maravillosa obra estaré encantado de saber a qué solución llegasteis con la parte de las “tavolette”. Hacédmelo saber.
…et in Arcadia ego.
© David Valdés