David Valdés

Logo de David Valdés

Apagando el bombo con estilo.

Hay combinaciones que, como dirían los ingleses, son “tried and true”; esto es, de eficacia probada. Unos Ludwig Professionals en medidas oversized (32″, 32″, 29″ y 26″) con parches REMO son todo un clásico; grabar cajas con un Shure SM57 y toms con un Sennheiser MD421, timbales Schnellar con parches de cabra, la “digitación” DDIDI en la “cascada” de “El aprendiz de brujo”, una Supraphonic con parche Emperor y bordones de 42 hilos “alla Bonham”…
 
La combinación ganadora en el bombo se produce, para mi gusto, cuando usamos parches de piel natural. Los parches de plástico producen más sobretonos, tienden a sonar durante más tiempo, producen cierto “papeleo”, el timbre es mejorable… Para corregir esto usamos un trozo de tela sujeto al aro con una pinza y, jugando con la cantidad de material que reposa sobre el parche, podemos controlar a voluntad el apagado, los sobretonos y la duración del sonido. Los parches de piel hacen que el instrumento suene prácticamente solo pero, a cambio, presentan sus propios problemas (cambios de humedad y temperatura). A pesar de ello prefiero bregar con estos “inconvenientes” a cambio de un sonido que considero mucho mejor.
© David Valdés.
© David Valdés.
En la foto superior podemos ver una toalla sujeta tal y como describí en el párrafo anterior. Las que uso son de IKEA, muy baratas y de color negro para que no llamen la atención en el escenario. No tengáis en cuenta la longitud de la toalla, pues es solo un “posado”.
 
La última vez que usé este truco tuve un problema: al tocar, el extremo libre de la toalla se comportaba como un bordón, moviéndose arriba y abajo, golpeando el parche y produciendo un zumbido muy molesto. Probablemente nadie oyera ese ruido a tres metros del instrumento, pero a mí me volvía loco.
 
Tratando de solucionar el problema, de tener el instrumento controlado y de obtener el mejor sonido posible, me acordé de una solución que se usaba en las baterías antiguas (hoy en día está casi en desuso, aunque se puede ver en instrumentos de estética “vintage” -demonios con la palabreja… ¡qué de moda se ha puesto!-). Es un apagador que se sujeta al aro y, mediante unas palomillas, podemos controlar la presión que ejerce sobre el parche.
Rogers

Tengo uno desde hace unos meses y sabía que, tarde o temprano, este cacharro me sacaría de algún apuro. No tiene ninguna marca o inscripción, pero por lo que he podido ver en internet parece Ludwig. Mide 15 cm de diámetro y el brazo 25 cm de largo. Los “vintage” (ya estamos otra vez…) pueden llegar a ser relativamente caros, pero los hay modernos muy baratos (STAGG).

© David Valdés.
© David Valdés.
© David Valdés.
© David Valdés.

Aquí lo tenéis montado sobre el bombo:

© David Valdés.
© David Valdés.

El apagador cumple su función perfectamente, puedo apretarlo más o menos contra el parche y moverlo a diferentes posiciones. Es un recurso más si la “solución textil” nos da problemas.

 

Este aparato no solo me permitió tocar el bombo con control, también con cierto estilo 😉 .


…et in Arcadia ego.

© David Valdés