Hay estos días un runrún en los foros especializados que aumenta según vamos sabiendo más. El asunto no es baladí, pues tiene “grandes” implicaciones, y es que un artículo en el New York Times desvela que las bocinas que hemos estado usando todos estos años para tocar “Un Americano en París” (G. Gershwin) dan las notas equivocadas.
¿Qué os parece? Increíble, ¿verdad? Esta foto es el bombazo que prueba definitivamente que siempre hemos tocado las notas equivocadas. Queda claro al verla que las bocinas no tienen un tamaño correlativo proporcional a notas contiguas (la, si, do y re) y que ni siquiera están colocadas por orden de afinación, así que los argumentos de Mark Clague son irrefutables.
El propio Gershwin escogió esas bocinas en sendos viajes a París, las colocó de la manera que se ve en la foto y les asignó las letras A, B, C y D como ordinales, no como notación anglosajona. Las notas que se oyen en la grabación de Toscanini (con las bocinas seleccionadas por el propio Gershwin) dan las notas La bemol, Si bemol, Re (bastante brillante) y un La natural octava baja.
No sé a vosotros, pero a mí esto me ha dejado con la boca abierta. Es el tipo de curiosidad mezclada con rigor académico que, ya deberíais saberlo, me encanta.
Ya hay empresas de alquiler de instrumentos que han encargado juego de bocinas con las nuevas afinaciones y orquestas que las tocarán en próximos conciertos. Si de mí dependiera, me encantaría poder tocar la nueva versión. ¿Qué haríais vosotros?
…et in Arcadia ego.
© David Valdés