Algunos ya conocéis mis timbales barrocos y me habéis preguntado al respecto, así que el artículo de hoy tratará sobre su proceso de restauración.
Éste es el estado original de los timbales. Las calderas estaban ennegrecidas por la suciedad, los parches agujereados, las partes metálicas sin brillo, la pintura saltada… Claramente necesitaban una restauración a fondo.
El primer trabajo consistió en reparar las calderas. Para ello quité los parches, aros, todos los apliques y las dejé desnudas (obsérvese la diferencia entre las partes cubiertas y las expuestas a los elementos).
Quité todas las abolladuras e imperfecciones con un martillo de goma y, una vez completamente lisas, las limpié con un producto desoxidante que apliqué con una muñeca de metal 000. La foto muestra una de las calderas en mitad del proceso.
Una vez limpia la pulí con ayuda de una muñeca de algodón acoplada a un taladro. A continuación retiré todo resto de productos limpiadores con agua y jabón y le di una mano de laca protectora en spray. Este tratamiento añade más brillo y protege los instrumentos de ralladuras y óxido. La foto muestra la diferencia entre una caldera ya acabada y otra en su estado original.
Sumergí las piezas durante un día en un líquido desoxidante y después las pulí. Este pulido les devolvió su precioso brillo original.
La pintura de los aros no se encontraba en buen estado. Quité todos los restos de con un cepillo de metal y los pulí.
Después les di varias capas de pintura negra en spray para imitar el acabado a pistola.
Una vez reparadas todas las piezas fui montando de nuevo los timbales.
Los arillos originales sobre los que se montaban los parches eran de madera y estaban en muy mal estado (deformados y astillados). Los sustituí por unos de metal que me hizo a medida un artesano. Sobre ellos monté parches “SuperKalfo” de piel natural (ternera).
Para evitar el contacto directo entre las piezas de metal puse unas arandelas de cuero entre las llaves de afinación y el contraaro (flecha roja en la foto inferior). Así también se facilita el giro de las llaves.
Originalmente, estos timbales tenían unas patas retráctiles (similares a la de un violoncello). Además de ser poco prácticas no me gustaban nada, así que decidí construir unos “quadpods” tradicionales. Para ello perforé un cilindro metálico cada 90º y en esos agujeros introduje varilla roscada, que soldé para formar una cruceta (+).
Corté dos barras de cortina en ocho fragmentos y agujeré cada uno de ellos en su centro y las monté en la cruceta descrita anteriormente. Para evitar ruidos forré las partes móviles con fieltro de piano. También añadí fieltro adhesivo sobre las barras en las partes sobre la que reposan los timbales. Los soportes se pueden plegar y mantener en posición gracias a las tuercas de mariposa.
Este es el resultado final una vez acabado el proceso de restauración.
Como detalle final, encargué unas fundas blandas a medida a Ortolá y unas “flight cases”, también a medida, a Z Custom Cases.
Podéis escuchar estos timbales a continuación. Se trata del “Dies Irae” del “Requiem” de Mozart y toco con la Orquesta Sinfónica de Gijón dirigida por Óliver Díaz. Fue grabado en directo el 23 de marzo de 2007 en el Teatro Jovellanos y se editó en un CD recopilatorio llamado “Gijón DNOTA 2007”.